viernes, 3 de junio de 2011

Casa nueva para 21 familias

Las personas cuyas viviendas corrían el riesgo de caerse por los trabajos de reconstrucción del Puente de la A fueron reubicadas

La reubicación de 21 familias que vivían en los extremos del Puente de la A, ubicado en el suroeste de Guayaquil, finalizó ayer; el plan habitacional del Gobierno, Socio Vivienda, es ahora su nuevo hogar.

La medida, que tuvo el carácter de urgente, se ejecutó debido a la próxima reconstrucción de este viaducto que une al Cristo del Consuelo con el Cisne 2; ambos sectores están divididos por el Estero Salado.

El deterioro del hormigón y la corrosión del acero que sostiene sus bases, impulsaron la evacuación inmediata.

El Ministerio de Desarrollo Urbano y Vivienda (Miduvi), fue el organismo que determinó las casas que más corrían peligro. A partir de sus conclusiones, se informó a las familias involucradas sobre su desalojo.

Ana Flores, junto a su esposo y dos hijos, fueron los últimos en dejar la zona donde habitaron por más 25 años.

Según explicó Ana, las llaves de las nuevas casas fueron entregadas días antes de cada traslado, sin embargo, muchos de los reubicados solo las conocieron hasta que se trasladaron al plan de vivienda, levantado en la Nueva Prosperina, al noroeste.

El Miduvi comunicó que el cambio de sector no recarga ningún costo por construcción a las familias, pero como ya están instaladas, tendrán que pagar la luz y el agua que consuman.

Las personas que viven a las orillas del Estero no cuentan con estos servicios; el líquido vital es comprado en tanqueros, mientras que la electricidad es tomada fraudulentamente. A falta de alcantarillado, utilizan tuberías para desfogar sus desechos directamente al brazo de mar.

Además, la reubicación implicó un cambio en el estilo de vida de las 21 familias, pues las distancias para dirigirse hacia sus lugares de trabajo o a sus centros educativos se multiplicaron.

Flores, quien se dedica a comercializar mariscos en el mercado de La Caraguay, indicó que le tomaba llegar 10 minutos desde su antigua vivienda hasta ese punto, pero "ahora sin exagerarle me he de hacer unas dos horas", precisó.

Fanny Franco, otra reubicada, comentó que sus hijos vivirán en la casa de una tía mientras culmine el periodo lectivo, pues tendrían que levantarse "demasiado temprano para llegar a la escuela"; agregó que espera que el próximo año sean aceptados en la réplica del colegio Vicente Rocafuerte, construido dentro del perímetro de Socio Vivienda.

En tanto los dueños de las casas desalojadas podrán conservar materiales útiles como techos y vigas, esto antes de que en los próximos días, personal de la Dirección Nacional de Espacios Acuáticos (DIRNEA), proceda a derrumbarlas, pues los trabajos en el puente iniciarán el próximo 13 de junio.

Las maquinarias que van a operar en la obra generarán una considerable vibración; de no haberse tomado en cuenta el hecho, cabría la posibilidad de que una o varias casas colapsaran.

Los trabajos se mantendrán durante 13 meses, debido a que se construirá una estructura de 147,64 metros de longitud, por 21 metros de ancho. Las familias que no fueron consideradas en emergencia, temen que sus viviendas se debiliten durante este período de tiempo.

Leticia Franco, manifestó que con el tránsito que circula a diario por el Puente de la A, los pilotes de su casa se mueven.

"Imagínese como será con esas maquinotas que dicen que van a venir", dijo.

Desde noviembre de 2010 hasta enero de este año, el Miduvi realizó un censo a lo largo de las riberas del Salado, y se llegó a determinar que son un promedio de 5 mil familias las que ahí habitan.

Cristóbal Cruz, director provincial de esta cartera, indicó que todas serán reubicadas a Socio vivienda, esto a medida que se vayan construyendo más casas.

La cifra podría disminuir, si se detectan personas que sí tienen viviendas en otras zonas de la ciudad, pero la meta, dijo, es lograr trasladar a mil familias hasta 2011; hasta la fecha, unas 200 ya dejaron el Estero Salado.

Mientras ese proceso se consolida, la construcción del nuevo Puente de la A será aprovechada por quienes quieren producir dinero extra.

Gabarras improvisadas, elaboradas en balsa, ya fueron construidas por moradores del sector para trasladar a la gente que desee cruzar de un lado a otro del Salado; el pasaje será el habitual de ¢25.

Estas embarcaciones, a diferencia de las canoas que por décadas han brindado este servicio a lo largo del brazo de mar, no cuentan con ningún tipo de autorización para navegar. (DVQ)
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