sábado, 19 de noviembre de 2011

Flora, fauna y pobreza


Los estudiantes de la Universidad Casa Grande iniciaron
el recorrido en la cooperativa Madrigal de la isla
Trinitaria, donde se encuentra el muelle de Isla Tour.
 El paisaje de Guayaquil está marcado por la presencia del agua, que lo envuelve desde todos los puntos cardinales. Hace poco más de un año es posible apreciar buena parte del entorno de esas orillas, con todos sus contrastes, en un mismo tour que pocos conocen.

En la esquina de José Robles Carrión y la vía Perimetral (Almacenes Jaher de la isla Trinitaria), luego de avanzar unas 10 manzanas hasta la coop. Madrigal, se ubica el muelle de la microempresa de turismo comunitario Isla Tour, el primero que permite conocer el manglar y varios esteros, los que un equipo de este Diario recorrió.

En el sitio se observan pasajeros que ocupan las lanchas para cruzar el estero Mogollón ($ 0,25) hasta la 25 y la P (suburbio), en un servicio de transporte fluvial que según la administradora, Angélica Godoy, esperan complementar con el turístico.

Godoy cuenta que tras 25 años laborando con balsas y remos, estos fueron reemplazados el año pasado por chalecos salvavidas y lanchas de fibra de vidrio a motor, ya que los 22 miembros de la comunidad recibieron un fondo no reembolsable de 25.000 dólares del MIES, que se complementó con 8.452 dólares que reunieron ellos. Esperan un crédito de 20.000 dólares con el Banco de Fomento, para mejorar utensilios e instalaciones.

 Mientras se bajan las escalinatas para abordar, aparecen jirones de ropa, restos de madera, latas y fundas que a las 13:15 descansan en la orilla, pero al subir la marea volverán a ser arrastrados por las olas. Esto se repite en las áreas habitadas del estero, donde hay palafitos hincados a lo largo de las riberas.

En un tramo un desmoronamiento de tierra sorprende por su violencia, aunque sin arrastrar viviendas a pocos pasos. Mientras que al pasar la Playita del Guasmo toma forma el armazón de una nueva covacha.

“Toda la Trinitaria en 1969 era manglar, pero por los asentamientos se dragó el fondo y con la arena se rellenaron las islas para convertirlas en zonas de casas”, explica la bióloga especialista Nancy Hilgert.

A un costo de $ 5 por pasajero, se puede recorrer el estuario
que circunda Guayaquil. Los guías son pescadores que obtuvieron
unas lanchas de fibras a través del MIES-INFA y actualmente afinan
el servicio turístico.
“En esa época las canoas avanzaban por canales de agua por donde hoy hay calles, en medio había un puente de caña que conectaba casas, después llegó el relleno hidráulico”, contó Godoy, sobre sus primeros recuerdos de niñez en este popular sector suburbano.

El Miduvi reubicaría a 5.000 familias de los esteros hasta el 2013 y construiría parques lineales para impedir más asentamientos, como parte del proyecto Guayaquil ecológico.

Poco a poco la pobreza se va reemplazando por amplio boscaje de mangle rojo, que se caracteriza por estar enraizado en la sedimentación lodosa.

En las orillas del estero Santa Ana, cangrejeros atrapan moluscos como mejillones y ostiones; pescadores esperan con ascética paciencia el paso de un banco de peces; garzas y golondrinas estudian el segundo exacto en que engullirán su botín. Unas de las atracciones del tour son los arenales que se visualizan al bajar la marea, principalmente visitados por quienes realizan faenas en el sector. “Para carnaval esto se llena, vienen desde la Trinitaria y el Guasmo, aquí se disfruta tranquilo”, expresó Pedro Crespín, quien disponía junto a su familia la exclusividad del islote.

Continuando con el recorrido, a unos 400 metros dos barcos remolque se alistan para desplazar una gran embarcación hasta el Puerto Marítimo, lugar en el que gigantescas grúas trasladarán decenas de contenedores a tierra firme.

Antes de llegar a las compuertas de Las Esclusas hay que regresar, ya que la marea es muy baja para pasar hasta la ría del Guayas. Ahora el camino es por el estero del Muerto.

En días pasados un grupo de alumnos de la carrera de marketing de la Universidad Casa Grande presentó recomendaciones para el proyecto con el que desean dar un empuje a Isla Tour, como el rediseño del logo, nueva folletería, brandeo de marca (adhesivos en las lanchas) y entrega de uniformes.

“Parte de nuestra propuesta es que zarpen desde otros lugares como el Club Náutico en la avenida Barcelona, el malecón Simón Bolívar o el del Salado”, cuenta Belén Ampuero, una de las impulsoras del estudio.

El director municipal de Turismo, Joseph Garzozi, indica que pese a desconocer de la iniciativa es fundamental que los representantes de la agrupación se acerquen al Cabildo para recibir asesoría, ya que necesitan una licencia anual, con lo que accederían a capacitación.

El tour cuesta $ 5 por pasajero, aunque se alquila una lancha para 20 personas en $ 60. Puede llegar hasta el malecón Simón Bolívar o al del Salado.
 Fuente: El Universo

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