martes, 14 de mayo de 2013

Familias que desalojaron riberas del estero Salado ahora son microempresarias



Para un grupo de ex moradoras del sector de las riberas del Estero Salado, en el suroeste de Guayaquil, el hecho de haber sido desalojadas hace dos años de esa zona que invadieron hace años atrás, les significó una oportunidad de progreso.

En un principio tuvieron temor y se opusieron a la medida aplicada por los Ministerios de Ambiente y Desarrollo Urbano y Vivienda en el marco del proyecto Guayaquil Ecológico, que tiene como una de sus principales metas rescatar el estero Salado.

Ellos creyeron que se quedarían sin casa y echadas a su suerte, pero no fue así. Más bien fueron reubicados en viviendas del Plan Habitacional Socio Vivienda, donde ahora viven dignamente con todos los servicios básicos, calles asfaltadas y colegios de primer nivel cercanos.

Pero eso no solo fue el beneficio que obtuvieron sino que tuvieron una oportunidad de desarrollarse empresarialmente. Las ex vecinas del Salado recibieron capacitación de parte del Ministerio de Inclusión Económica y Social y al cabo de poco tiempo formaron una cooperativa de la Economía Popular y Solidaria y ahora brindan el servicio de cáterin a los empleados de dos edificios públicos.

Después de haber pasado dos años de haber salido del sector de las riberas del Salado, Kelly Perlaza analiza su progreso. “No nos sacaron por gusto, fue para nuestro propio bien porque allí aparte de que vivíamos en las peores condiciones estábamos contaminando el estero”, reflexiona la mujer.

Ella trabaja junto a otras 39 ex vecinas de esa zona en la cooperativa Mucho Gusto. Todas ellas ya dejaron de trabajar como empleadas domésticas con sueldos irrisorios, para convertirse en socias.

Sus labores empiezan a las 06:00 en la cocina que montaron en el sector de la avenida Casuarina. Todas desempeñan una función dentro de la cooperativa, pero enfocadas en el objetivo de brindar un servicio de calidad y con calidez a más de 600 clientes que laboran en el Centro Integrado de Seguridad (CIS), en Samborondón; y en el edificio del Frente Social (antiguo Makro), en Guayaquil.

Su desempeño laboral y sus ganas de superación, incluso, fueron motivo de una felicitación pública del presidente de la República, Rafael Correa, durante el acto de inauguración del CIS, el pasado martes 14 de este mes.

La coordinadora zonal del MIES, Peggy Ricaurte, explica que las socias de Mucho Gusto tuvieron un proceso de acompañamiento y capacitación del Instituto de Economía Popular y Solidaria, proceso en el que aprendieron sobre atención al cliente, aspectos legales para la creación de cooperativas, tributación y otros aspectos relacionados con desarrollo empresarial.

Condiciones en las que vivían antes en las riberas
del estero Salado, en el suroeste de Guayaquil.
La funcionaria indica que están trabajando activamente con los habitantes del sector de Socio Vivienda en emprendimientos. “Son personas que recibieron el bono de desarrollo humano, pero una vez que empezaron a trabajar dejaron automáticamente ese recurso”, señala Ricaurte, al destacar que las empresas de la economía popular y solidaria mueven un 64% de la economía, pero históricamente fueron desatendidos por los gobiernos de turno y ahora hasta cuentan con una Ley para este sector.

Jessica Ubilla, madre de familia de 30 años de edad, relata que lo que le está sucediendo le parece un sueño porque antes no tenía oportunidades y ahora ya es socia de una empresa. “Estoy muy agradecida con el Gobierno Nacional porque el hecho de haber salido de donde vivíamos nos abrió nuevas posibilidades”, expresa con la satisfacción de que con el dinero que gana puede mantener a su familia.
De igual manera, Kelly Perlaza, a sus 20 años ya se ha convertido en una de las líderes de la cooperativa Mucho Gusto por su carisma y buen sentido del humor. Ahora ella trabaja junto a su madre en la microempresa y por las noches asiste a la Universidad, donde aspira a obtener su título de administración de empresas.

“Dicen que no hay mal que por bien no venga. Debo reconocer que el presidente Rafael Correa cumplió su palabra, nunca nos abandonó y nos dio esta oportunidad para crecer”, señala Perlaza, después de atender a un comensal, a quien le sirvió carne asada con ensalada, una crema de legumbres, fruta y un jugo de naranja.

Las socias de Mucho Gusto resaltan que su producto tiene el sabor y sazón de comida de casa, con estrictas normas de higiene y procurando un balance nutritivo. El dinero de las ganancias permite pagar sus sueldos y los excedentes se van a una caja común que tiene como objetivo invertir en el crecimiento de la empresa.

“Nuestra aspiración es crecer y llevarle nuestro servicio a muchas empresas y que nuestra marca sea reconocida”, señala el chef Eduardo León, quien aspira a tener en poco tiempo carretas en distintos puntos de Guayaquil ofreciendo comida nutritiva.
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