Moradores piden luminaria y seguridad en aberturas junto al nuevo paso
El callejón de la A, del lado de Cristo del Consuelo, no está pavimentado y, además, la constructora ha dejado desechos. Fotos: Miguel Castro | El Telégrafo |
La mañana de ayer fue festiva en los alrededores del Puente de la A o Pío López. Habitantes del Suburbio desde las 07:00 caminaron masivamente por el nuevo viaducto, hubo parlantes en los portales con alto volumen y desfile de estudiantes. El escenario anterior fue el preámbulo de la entrega de la obra, que inició la construcción en junio de 2011.
Según la constructora Manuel Velasco Terán, la obra tiene 148 metros de largo, barandas de hormigón, 4 carriles, dos en cada sentido y 6 metros de acera. Además, una ciclovía, de 3 metros de ancho, para que la utilicen los deportistas y peatones.
En la edificación destacan un arco plateado que cruza diagonal al de la A, entrelazado con arcos circulares en forma horizontal, y postes ornamentales de los que penden letreros con la propaganda “Obra de Nebot”.
A las 09:00 se observaba a trabajadores barriendo y pavimentando aceras y bordillos, una hora antes de que llegara el burgomaestre Jaime Nebot. Asimismo, la empresa encargada de la limpieza del estero Salado aceleraba sus trabajos para dejar el afluente impecable.
Entre los moradores que asistieron para apreciar el Pío López estuvo Alicia Quiñónez, residente del sector hace cuatro décadas. La mujer, quien vestía una camiseta blanca y celeste que evidenciaba su apoyo al alcalde, destacó que el sector ha mejorado.
No obstante, al igual que los demás residentes del callejón de la A (del lado del Cristo del Consuelo), lamentó que en ese lado de la orilla la obra haya quedado incompleta. “Al frente hay adoquines, rampas y todo está pavimentado, pero acá dejaron montículos de tierra”, cuestionó.
El callejón, que colinda con el viaducto, está desnivelado y a lo largo hay montículos de piedras que sepultan el sistema de drenaje, que no ha sido concluido.
Además, la zona no cuenta con luminaria y hay una abertura bajo el puente, en la que personas desconocidas se esconden y han construidos camas improvisadas. “Queremos que el Municipio coloque una especie de puerta para evitar que los adictos, como lo hacen ahora, se escondan allí para fumar y robar”, solicitó Marco Duque.
Jorge Murillo, quien habita en el callejón 11, también cuestionó el hecho de que los trabajadores no hayan terminado los detalles antes de entregar el trabajo. Junto a su casa solo colocaron adoquines en una parte, pero el resto está sin terminar. “Solo hicieron apurados una parte”.
El contrato, que fue suscrito el 20 de enero del año pasado, por 4’875.761,37 dólares, incluía también el arreglo de fachadas de viviendas, pero hasta ayer ninguna casa había sido intervenida.
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