SECTORES CERCANOS AL PUENTE DE LA A PRESENTAN MAYOR POLUCIÓN
Entre 2013 y 2014 fueron recolectadas 13.597 toneladas de desperdicios en los ramales internos del brazo de mar. La mala manera de eliminar dichos elementos sigue afectando el área protegida.
Fundas plásticas, platos desechables y agua oscura. Las riberas del estero Mogollón presenta ese aspecto. En las cooperativas Independencia y Mélida de Toral niños y adultos viven en dicho ambiente.
Los desechos sólidos se acumulan mayormente detrás de las viviendas de caña que están al borde del brazo de mar.
De acuerdo con las estadísticas de Visolit (empresa contratada por el Municipio de Guayaquil para que haga la limpieza) y del Ministerio del Ambiente (MAE), en los ramales del sur y del suroeste del puerto principal hallaron más cantidad de basura.
Solo entre los años 2013 y 2014 ambas entidades recolectaron 13.597 toneladas de desperdicios en el espejo de agua y en sus orillas.
En la 13 y Sedalana, por donde también cruza el estuario, las fundas se incrustan en el lodo como caracoles en la arena.
Los vecinos coinciden en que todas las mañana se hace la limpieza, pero al siguiente día amanece como si nadie hubiera hecho algo.
Ella, que también reside cerca del estero Puerto Liza, culpa del problema a los habitantes de las casas vecinas, asentadas en las riberas.
Otros moradores, en cambio, señalan que personas en carros o en triciclos lanzan los desperdicios desde los puentes de la A o desde el de la G. Luego, la corriente los arrastra hasta las orillas.
Las estadísticas de ambas entidades muestran que en los últimos dos años hubo más toneladas de restos arrojados.
Paola Gutiérrez, vocera de la Empresa Puerto Limpio, explica que el problema no es la falta de recolección de la entidad.
La funcionaria precisa que la concesionaria cumple con sus horarios para realizar el trabajo. “Hay gente que saca la basura a la hora que es”.
No obstante, cuenta que hay barrios donde es difícil hacer el trabajo. Especialmente, en Nigeria (Isla Trinitaria), pues narra que allí sus trabajadores han sido asaltados.
Otro lugar identificado como peligroso es la zona cercana al estero Cangrejito. En esos sitios, indica, pasan cerca de la principal.
Aclara que la empresa solamente realiza la recolección por sitios donde existen calles y facilidades para acceder.
Un equipo de este diario comprobó en un recorrido que cerca del Puente de la A se acumulan más desechos.
Obras estatales
Para reducir ese tipo de contaminación se construirán parques lineales o cinturones de seguridad en las márgenes.
Según el Ministerio de Desarrollo Urbano y Vivienda (Miduvi) se han liberado 10.150 metros lineales y faltan por intervenir 31.062 más.
Actualmente se ha trabajado en 5 tramos de la zona de reserva. “En los tramos 6 (estero Mogollón) y 7 (estero Las Ranas) existen viviendas que están por ser reubicadas”, informó en una entrevista vía correo electrónico, en febrero del presente año.
Precisamente, la reubicación de familias ha sido parte de la gestión estatal.
El Miduvi detalla que al momento se envió a las casas de Socio Vivienda a 3.478 familias. “Nos faltan por reubicar 4.697”, menciona en la entrevista.
Este Ministerio detalla que lo ideal es que las construcciones se encuentren al menos a 10 metros de distancia de las orillas. “En algunos casos se considera un proceso de intervención de acuerdo a la necesidad del lugar”.
Según un censo efectuado en la zona, en el lugar habían 8.175 familias que residían en condiciones de pobreza. “No había estándares mínimos para una vivienda digna por los altos índices de contaminación de estas aguas, debido a que sus habitantes arrojan desechos en estas...”.
Desde el 2013, el Proyecto Guayaquil Ecológico, en su componente parques lineales (manejado por dicha cartera de Estado), hizo una inversión inicial de $ 10 millones (correspondiente a la construcción de obras en los tramos 1, 2 y 3).
Impacto ambiental
El Ministerio del Ambiente explica que al momento no puede calcularse numéricamente a las personas afectadas por la basura.
Pero el MAE estima que aproximadamente a 786.000 residentes del puerto principal se les estaría privando el uso del área protegida como sitio de esparcimiento.
El mal olor del sedimento, explica el MAE, es una muestra de la contaminación. “La materia orgánica en ausencia de oxígeno se degrada anaeróbicamente, produciendo gases indeseables, como gas sulfhídrico, lo que causa olores nauseabundos que podrían tener efectos adversos en la salud de la población”. (I)
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