Ahora el paisaje ha cambiado, la ribera del estero
luce despejada y las casitas van desapareciendo, permitiendo que el agua vuelva a su cauce original. Foto: Archivo |
María Hernández vive en el suburbio de Guayaquil en el sector
conocido como 'Cisne 2' desde hace 25 años. En este terreno de 10 por 20
construyó su casa de caña y madera y dejó espacio para sembrar algunos
árboles frutales y criar animales.
A María ya le adjudicaron su nueva casa en el plan habitacional
socio vivienda, pero se rehusa a dejar el lugar en el que nacieron y
crecieron sus hijos.
Un caso similar es el de Miriam Castillo, quien tiene muchos años viviendo en las riberas del estero.
En este sector de la ciudad se vive la otra cara de la moneda como
nos cuenta Antonio Macías, quien es habitante de la Cooperativa Naciones
Unidas.
Parte del proyecto Guayaquil Ecológico contempla la recuperación
de las riberas del salado, hasta el momento 1787 familias han sido
reubicadas y hasta el 2015 se espera que sean 8175.
El secretario técnico de Asentamientos Irregulares, Julio César
Quiñónez nos cuenta que el proceso de reubicación se ha desarrollado con
normalidad.
Ahora el paisaje ha cambiado, la ribera del estero luce despejada y
las casitas van desapareciendo, permitiendo que el agua vuelva a su
cauce original.
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