Ibis blancos, el pato aguja, el zambullidor y
la garza tricolor son algunas de las especies que vuelven a ser
observadas con frecuencia en las aguas del brazo de mar. También han
sido sembradas en la zona cuatro hectáreas de mangle.
Tras los trabajos de rescate que se han venido realizando en el
Estero Salado se observa la reaparición de ciertas especies
tradicionales del ecosistema de los mangles dentro del perímetro urbano.
Aves como ibis blancos, el pato aguja, el zambullidor y la garza
tricolor, actualmente deambulan en mayor número por las zonas del
afluente con poca contaminación.En la parte más limpia del estero Mogollón, por ejemplo, se puede observar al zambullidor (también conocido como pato-cuervo) y a la garza nívea buscando alimento en medio de desperdicios plásticos.
Mientras que en Puerto Lisa, en lugares donde aún no se reforesta el mangle, se aprecia a la garza nívea posando en restos de muebles de madera.
Santiago Torres, técnico de la Secretaría de Gestión Marina y Costera del Ministerio del Ambiente (MAE), confirma que la reaparición de las aves está relacionada con los logros conseguidos en la descontaminación del estero.
Limpieza, oxigenación y reforestación han incidido en el cambio del ecosistema del afluente
En una conferencia realizada en el Parque Histórico de Guayaquil, por el Día Internacional de los Bosques Tropicales, el funcionario explica que la oxigenación del Salado, impulsada por la Cartera de Estado, en 6 puntos (2 en el norte y 4 en el sur), labores de limpieza y trabajos de reforestación han incidido ya en el cambio del ecosistema. “Si bien los malos olores han desaparecido, es un trabajo conjunto y permanente el que permitirá recuperar la belleza natural nativa del estero”.
Torres detalla que el zambullidor es una especie que puede ser vista en lagunas de oxidación y entre desperdicios. “Aunque solo buscan su alimento en los espejos de agua totalmente limpios”.
Nancy Hilgert, licenciada en Ciencias Biológicas y catedrática de la Universidad Espíritu Santo, recuerda que hace pocos días vio un tayo (también conocida como ave de las cavernas o pájaro aceitoso) dentro de la zona urbana de la ciudad.
Lo extraño, acota, es que el ave habita especialmente en las cuevas de la selva amazónica. “No sabemos si alguien la liberó, si vino por su cuenta, pero es muy raro encontrar esta especie por estos lares”.
Por ello, la bióloga sugiere -como acción complementaria a las gestiones del MAE y el Cabildo- frenar la contaminación de aguas residuales que terminan en el Estero Salado.
Asimismo, el MAE, a través de su programa Guayaquil Ecológico, proyecta la reforestación de 10 hectáreas de manglar, hasta finales de este año, en las riberas de los esteros que rodean la ciudad, especialmente en las zonas populares y suburbios. Hasta mayo pasado, se rescataron 4 hectáreas.
El Cabildo, por su parte, trabaja en la recolección de desechos sólidos, desde 2003, con la empresa Visolit. Personal de la entidad recoge un promedio de 3 mil fundas diarias de basura, tanto del estero Salado como de sus orillas.
Según el alcalde Jaime Nebot, la labor de recolección de desechos sólidos también ha incidido en el retorno de la vida en el afluente.