Transporte en el estero
Las canoas deben portar los permisos de circulación y el uso de chalecos salvavidas para resguardar la seguridad de los pasajeros
El puente flotante que era construido por moradores del Cristo del Consuelo, al suroeste de Guayaquil, no llegará a terminarse. Un grupo de oficiales de la Armada llegó ayer al estero Salado, a la altura de Puerto Liza, para exigir su retiro.
El puente era construido para servir de paso entre los barrios Cristo del Consuelo y los Cisnes II que se quedaron sin una vía de comunicación por el cierre del puente de la A, desde el 13 de junio, para construir uno nuevo. La Dirección Nacional de Espacios Acuáticos (Dirnea), entidad que regula el tránsito de las embarcaciones, indicó que la estructura no contaba con la autorización pertinente.
Hasta ayer, sin embargo, ya se había avanzado con 40 metros de construcción. "O lo quitan o nos lo llevamos", fue el ultimátum que les dieron a los mentalizadores del proyecto, entre ellos Milton Olmedo, principal encargado de la construcción de este puente.
La estructura era levantada ante las protestas de los canoeros, que montaron una especie de servicio de transporte en el estero cobrando un pasaje de ¢15 por persona. Olmedo había dicho que cruzar por el puente costaría ¢10, aunque de ese peaje ofreció excluir a estudiantes.
Kleber Espinoza, de 38 años, vive del otro lado del estero, en la cooperativa Cisne II, y aseguró que las personas "de su lado" jamás estuvieron de acuerdo con la construcción de ese puente, que era levantado "de manera arbitraria" por las personas que habitan en el barrio del Cristo del Consuelo.
Por esta razón, el retiro del puente provocó una especie de enfrentamiento entre los moradores de Cristo del Consuelo y Cisne II.
Cuando llegó la Marina, los vecinos de Cisne II salieron a la orilla a gritar "que lo quiten (el puente), no lo queremos", según Espinoza, las personas del otro lado contestaron con insultos.
El mayor temor de quienes habitan del lado de la cooperativa es que el puente sea usado por los delincuentes que rondan la zona. Además, señaló que el puente el puente no se veía nada seguro. "Ahora podemos dormir más tranquilos", dijo Espinoza.
Su vecino, que no quiso dar su nombre por miedo a represalias, aseguró que jamás les consultaron si estaban de acuerdo con la construcción del puente y que precisamente iba a desembocar a un costado de su casa.
"Cuando los del otro lado se dieron cuenta de que nadie de aquí estaba de acuerdo con eso, vinieron de allá a ofrecerme una parte del dinero que iban a cobrar por cruzar", aseguró.
El puente era construido por unas seis personas que aseguraron necesitar una inversión de unos $3 000. Usaron tanques como base del puente y cañas de refuerzo. Debía medir 85 metros de largo por 2 de ancho.
Con el retiro del puente, se perdió la inversión de unos $700 que aseguró Washington Flores, quien apoyaba la iniciativa; se fueron en la compra del material para la construcción. El puente flotante que retiraron fue llevado a Palestina, aseguró.
Mientras tanto las canoas volvieron a ser el único medio de transporte entre los moradores de los dos extremos del puente de la A, pero ahora serán reguladas por la Marina ya que deben contar con los permisos de circulación e implementar la utilización de chalecos salvavidas para resguardar la seguridad de los pasajeros.
Desde el 13 junio pescadores de la zona dejaron su trabajo habitual para sumarse a ese servicio de transporte. Eran seis las embarcaciones que trabajaban, pero con la advertencia de las autoridades sobre las regulaciones, quedan ahora cuatro.
Adicionalmente, la constructora Manuel Velasco Terán, encargada de hacer el nuevo viaducto, comenzó el pasado lunes a construir dos escalinatas, una en cada orilla del estero para que sirva de apoyo a quienes se transportan en las canoas, para así evitar caídas u otra clase de accidentes. Las del lado de la Cooperativa Cisne II ya están listas, y se pretende terminar para este sábado las de Cristo del Consuelo.
Para la construcción de estas escalinatas, personal de la constructora trabaja 14 horas diarias sorteando la marea del estero que sube por las mañanas y baja pasadas las 15:00. (IRZ)
Los peligros del sector
Por las noches hay personas que desafían el peligro y cruzan nadando el estero Salado.
Para cuando llegan, a las 23:30 el costo del pasaje por ocupar la canoa sube de ¢15 a $1,50 y hasta $2.
Cruzar de un extremo a otro el estero Salado en canoa tarda tres minutos aproximadamente, dijo un pasajero.
El callejón de la a y la 12 por donde se debe pasar para llegar a las canoas está sin luz, ya han ocurrido varios accidentes.
Habitantes de esta zona solicitaron a la constructora Manuel Velasco Terán se les dé empleo les ofrecieron dar 100 plazas de trabajo para quienes habiten en la zona aledaña del puente.
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