Lodo. El sector de Urdesa, a la altura del centro comercial Albán Borja, es uno de los puntos más afectados por la sedimentación de materia orgánica, que alcanza casi los dos metros. |
El sustrato de materia orgánica contaminante en ciertos puntos del estero Salado, como la Kennedy y Urdesa, alcanza una masa de hasta un metro ochenta.
Ismael Zuluaga lleva más de medio siglo paseando a turistas por el estero Salado. Este guayaquileño, de 65 años, es el administrador de una veintena de botes de alquiler que se encuentran atados al pequeño muelle del puente del Velero, un negocio familiar que empezó con su padre. Zuluaga, que recuerda la época cuando las aguas del estero eran cristalinas y era usado como balneario, dice que el brazo de mar se ha secado, que su profundidad ya no es la de hace 15 años cuando según él comenzó un fuerte deterioro.
"Antes el estero era más hondo, el lodo solo aparecía por el filo de las orillas en marea baja", dice el hombre. No le hacen falta estudios universitarios para intuir que la poca profundidad, el lodo que queda expuesto, cuyos reflujos mal olientes evapora el sol, tienen que ver con el deterioro del agua y su color negruzco.
Al lanchero le entusiasma la idea de dragar "ciertas áreas del estero", una de las múltiples iniciativas que se deberían emprender como solución integral de la contaminación del brazo de mar, según José Javier Guarderas, de la empresa de soluciones ambientales Sambito.
Diario EXPRESO publicó ayer una evaluación sobre el proceso de oxigenación emprendido hace seis meses por el Ministerio del Ambiente, a través de dos plantas inyectoras en Urdesa y Kennedy Norte.
Son esos mismos sectores los que estuvieron incluidos en un estudio realizado hace dos y tres años por un grupo multidisciplinario liderado por el biólogo Johnnie Castro Montealegre. Esos análisis mostraron que en sitios como la Kennedy el sustrato de materia orgánica sedimentada era de aproximadamente un metro.
Siembra. Miembros del Grupo Amigos del Estero Salado sembrando manglar. |
Ya el año pasado Vladimir Roura, del Grupo Consultor Hidroestudios, advirtió que la gran carga de contaminación (lodo) en el fondo del cuerpo de agua limitaría la inmediatez de los resultados de cualquier programa de recuperación y pedía considerar el tema del dragado como última opción.
Además del alto costo del uso de dragas, también está en juego el impacto ambiental. Para el biólogo Castro "la solución está en remediar directamente el suelo" y el dragado es una opción. Pero representa grandes problemas, pues batir el suelo y succionar la materia orgánica producirá una mayor liberación de gas sulfhídrico, "olor a pestilencia", dañino para la salud (ver subnota). Otro problema sería cómo sacar ese material a través de la ciudad.
Castro plantea la biorremediación del suelo a través de la aplicación de bacterias inofensivas para la salud, con las que él ya ha experimentado. "Que la bacteria se encargue de consumir, de reducir esos lodos que están ahí, bajando la contaminación, bajando la cantidad de materia orgánica, permitiendo el aumento de la oxigenación y un mayor caudal".
Esa fue una de las opciones contempladas en el estudio sobre aplicación de medidas emergentes paliativas del plan piloto para la descontaminación del estero Salado del Ministerio del Ambiente (MAE). Pero la superoxigenación fue la técnica provisional más efectiva conforme a los resultados del estudio, según un informe de la Subsecretaría de Gestión Marina y Costera.
El proyecto para la aplicación de bacterias durante dos años tiene un costo de 5 millones de dólares. La reducción sería del 30% el primer año.
Para el ingeniero Pablo Suárez, gerente general de Consulsa, quien trabajó en el servicio de dragas de la Armada, la oxigenación o el dragado son soluciones parche aplicadas de forma independiente.
"No recomiendo dragar sin estudios", dice Suárez, que tiene maestría ambiental y para quien hay que establecer un criterio interinstitucional, para que todas las entidades que han tenido participación en los estudios del estero Salado aporten información. Menciona al Instituto Oceanográfico de la Armada, Interagua, la Unidad de Contaminación de la Dirección General de la Marina Mercante, el Instituto Nacional de Pesca, el Ministerio del Ambiente y el Municipio.
"Para el dragado hay que ver cómo está el lecho, hay que tomar las muestras a diferentes profundidades, cómo está la superficie, saber cuál es la composición química y física de ese material. De pronto voy a dragar y a generar un problema mayor", agrega el especialista.
Concluye que dragar puede perturbar el ambiente de equilibrio. "Científicamente, al momento, no se puede verificar que es la mejor opción".
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